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Bóxer.

Siempre fui sexualmente retraído  mejor dicho, no solía experimentar mucho sobre lo que imaginaba. Tengo relaciones sexuales desde lo...



Siempre fui sexualmente retraído  mejor dicho, no solía experimentar mucho sobre lo que imaginaba. Tengo relaciones sexuales desde los 15 años, pero siempre he tenido sexo del que llaman “convencional”,  aunque si homosexual.

Tuve parejas, con las cuales solté un poco de fantasía pero nunca lograba explotar todo el potencial que mi cabeza procesaba, en muchas oportunidades terminaba mas en pajas que en sexo con otro.
Por supuesto que esta característica mía, no era solo sexual, mi vida toda era un poco así, en mi mente existían miles de fantasías pero en la vida apenas podía con mi trabajito mediocre, mi estudio y algún noviecito.

Finalizando el 2008 algo cambió y tome una fuerte decisión, renuncie a mi trabajo, luego se lo comente a mi familia, y me mude a Buenos Aires. No tenía trabajo, solo una amiga que ya vivía ahí y me ofrecía vivir con ella hasta que yo lograra empezar a contactar gente, trabajos, etc.
Así por febrero del 2009 llego a Buenos Aires, mi amiga me había dejado la llave con su vecina, que luego de un tedioso interrogatorio me cedió; entre al dpto. y encontré un cartel que decía: “disfruta del primer dia del resto de tu vida, nos vemos bien tarde a la noche tengo miles de cosas hoy”. Y si, así fue, fue el primer dia del resto de mi vida.

Acomodo mi ropa, que no era mucha en ese momento, solo me preocupo por estirar el traje que me acompañaría a mis futuras entrevistas laborales y con mucha ansiedad  salgo a la calle. Por supuesto que no era la primera vez que andaba por aquella ciudad, de hecho la conocía bastante bien. Camino feliz, apropiándome de cada lugar del que desde ese momento seria mi hogar por muchos años. Hice muchas cosas, camine calculo que quilómetros y cerca de las 3 de la tarde decido irme  a un shopping a comer algo. Recuerdo que comí un sándwich que me había salido carísimo, pero pensé que capaz iba a ser el último por un largo tiempo así que lo disfrute a pleno.

Al terminar mi rico sándwich me sentí cansado y decidí volver a acostarme un rato, la ansiedad había mermado bastante con la caminata, mejor descansar así esta noche podía contarle todos mis planes durante horas a aquella amiga que tan gentilmente me ofrecía su casa.
Salgo del Shopping, camino menos de 20 metros por la vereda, y veo un chico, de esos que uno mira con mucho deseo sexual, mi mente protagonizo en un segundo, una sesión sexual maravillosa con aquel muchacho y me jugó una mala pasada, me saco una sonrisa picara. Admito que siempre tuve cara de pícaro, evidentemente mi potencial se veía a través de mis ojos. La sonrisa en ese momento fue percibida por aquel tipo que se apoyaba en una reja mirando un pequeño accidente entre una mujer y un auto. Pase a su lado y seguí caminando. Al llegar a la esquina frene a esperar el semáforo, sentí que al lado mío alguien se había parado, corro la vista del semáforo y miro a la izquierda, era ese muchacho que gentilmente me devolvía mi sonrisa.

Me miro, tomó aire, mucho, y me dijo:- De donde sos?, yo volví a sonreír, ya no de forma picara y dije: - no creo que por mi forma de caminar notaras que soy de otro lado.
-No, responde él, solo que acá no hay un solo puto que sonría y después no se de vuelta buscando a su víctima.

Me empecé a reír mucho y le explique que era de Córdoba, que manejaba los códigos del levante callejero pero que a él lo había mirado solamente, no pensaba levantármelo, recién llego de Córdoba tengo ansiedad, no pensaba coger. El semáforo nos dio paso y comenzamos a caminar juntos, riéndonos y hablando pelotudeses, el me preguntaba a que había venido y yo ilusionado le hable de mis proyectos.
A casi 2 cuadras del departamento me frena y me dice: - y ahora tampoco tenes ganas de que te coja, Cordobés?, le comente que el departamento no era mío, que sería una locura meter a un desconocido ahí y mil cosas mas. Que lastima me dice y  apoya la mano en la cintura de su Jean, toma aire y me aclara que el ya no era un desconocido y que solo quería pasarla bien, así que me dio su número de teléfono y me dijo: - cuando tengas tu vida tan perfecta armada, llamame y si vivís solo, cogemos. No sé porque el comentario me ofendió y me éxito de sobre manera, lo agarre del brazo antes que se fuera y le dije, es a dos cuadras, vamos.

Ya en el ascensor se me acerco y empezó a besar, era un poco torpe o fuerte, físicamente era el doble que yo, y sentía toda la presión de su cuerpo sobre mí. Bajamos en el 5to, le pedí q aflojara por si estaba la vecina de los cuestionarios, y entramos. Abrí la heladera y riéndome le dije, te puedo ofrecer… tu orto me dijo o una buena chupada de pija.

Se saco la remera y revelo un cuerpo trabajado mucho más interesante del que mi mente había imaginado. Me puse incomodo, muy incomodo, me excuse y fui al baño. En el baño mientras me higienizaba porque les recuerdo que había estado caminando durante horas, pensaba, que estoy haciendo?, cómo puedo estar por coger con un desconocido total, en el dpto. de una amiga, si es choro? y salgo de acá y no hay nada. Mi cabeza iba a diez mil, pero seguí con el ritual de preparación pre coito.

Salí del baño y no lo vi, se me congelo la respiración, automáticamente de atrás siento: - no te des vuelta puto; me quede duro, miles de pensamientos pasaron por mi cabeza, sabía que me había mandado el peor moco de mi vida, estaba siendo asaltado, el primer dia que llegaba a Buenos Aires, con todos mis ahorros, mi amiga no tenía mucho que perder, lo que seguro perderíamos era la amistad.

Se acerco a mí, yo seguía sin mirar, me dijo: ni abras la boca a menos que te lo pida, se acerco un poco mas, casi lo sentía en mi espalda y al oído me dice, vas a ser mi puto hoy, te voy a hacer gozar como nadie, de esto no te vas a olvidar nunca en tu vida. Paso por delante de mi cara un trapo, al menos eso me parecía a mí, que al abrirlo vi era un bóxer lo acerco a mi cara y me dijo
:-  ole a tu macho; con un poco de fuerza me puso la mano con su bóxer sobre la nariz y me decía aspira bien profundo, sentí bien como es un verdadero macho.

Yo directamente me entregue, me di vuelta, lo bese y me saque la remera, el sonreía y me decía que sabía que era de esa clase de putitos, lo supo desde que le sonreí, el iba a darme lo que yo necesitaba.
Me desnude entero, él por supuesto ya estaba desnudo, su cuerpo era increíble, nunca había estado con un tipo así. Empujo mi cabeza hacia el piso y me metió su pija en la boca, me cogió la boca frenéticamente, mientras por momentos me agarraba de los pelos, empujaba mi cabeza para atrás y me escupía dentro y volvía a meter su pija.

Luego de un rato, me movió hasta el sillón, me puso en cuatro y comenzó a lamerme el orto, lo escupía y me hablaba al oído, me decía tantas cosas que yo no podía más de la excitación. Mi pija ya era un mar de liquido pre seminal, lo recuerdo porque en varias ocasiones el me miró y me dijo “mira como te mojas para mí “. Ese estaba siendo el momento de excitación mas grande que había tenido, me pregunto si me animaba a un poco más, le dije que había quebrado algo en mi, que me animaba a todo.

Fuimos caminando y besándonos hasta el baño, me hizo entrar a la ducha me pidió que me arrodille y me apunto con la pija, veía que hacia fuerza, pensé que era muy pronto para que eyaculara, pero lo espere, de pronto vi que unas gotas de pis empezaban a salir, el gemía de excitación y seguía haciendo fuerza hasta que las gotas fueron un hilo cada vez mas grueso que iba cayendo sobre mi. Toma puto, tenes lo que queres, abrí la boca y toma meo me dijo; y yo ya no podía decir mas nada, empecé a tomar y a tirarme su meo por todo el cuerpo mientras me pajeaba. Recuerdo que mis pezones se habían puesto muy duros producto del frio que iba haciéndome cuando el pis se iba enfriando.

Cuando largo todo sobre mi, se metió conmigo en la ducha, aun con pis en el suelo que me hizo lamer, me indico que le chupara la pija un poco mas, me decía que la lubricara porque me la iba a comer entera con el orto, me lubrico un poco también, y así entre el olor a meo y la incomodidad de una ducha de departamento empezó a penetrarme. Fue bastante suave al principio, pero por supuesto que apenas sintió la dilatación optima empezó a bombear fuerte. Creo que lo que mas me excitaba era que permanentemente me conectaba mentalmente con la situación, hablaba y describía lo que sentía y en algunas ocasiones parecía que leía mi mente.

Salimos de la ducha, me cogió casi siempre en cuatro mientras me pedía que le sacara orto, apoyado contra la bacha o con una pierna sobre el bidet.
Finalmente me dijo que llenaría mi orto de leche en breve, empezó a subir el ritmo hasta que empujo bien adentro su pija, relajo su cuerpo que de a poco que fue apoyando sobre mi espalda, salió despacio de mi yo me di vuelta lo vi sonriendo y me dijo, hacerme un último favor, limpiarme la pija con esa boquita. Me agache y le chupe la pija que lentamente se iba ablandando mientras intensamente me pajeaba, me relamí con los restos de leche que quedaban, hasta que acabe yo sobre mi mano.

Siguió sonriendo, me levante, me acerco a su cuerpo, me beso y me dijo, oles como un puto que sabe gozar del sexo, la pase muy bien, nos duchamos?, en silencio asentí, prendí la ducha y nos metimos, aproveche para mojar lo mas que podía para quitar el olor a meo. Salí del baño, busque dos toallas, me comencé a vestir, el aun desnudo me dijo, ahora si puedo aceptarte un café. Comencé a revisar las alacenas buscando café, no encontré, le ofrecí gaseosa, me miro ahora más serio y dijo, deja, ya fue. Se coloco los pantalones pero no se puso el bóxer, yo con mi mirada registre el lugar, no quería que quedara tirado por ahí, mi amiga entendenria por el tamaño que no era mío, se agacho y me pregunto si lo que buscaba era esto señalando aquella prenda que había iniciado todo, le dije que sí, que no lo olvidara, me la tiro yo la tome en el aire y dijo con cara de enojado: - quédatela así la oles y recordás a tu macho.



Todo lo que paso después fue muy confuso, el comenzó a apurarme para que le abriera y a tratarme un poco mal, bajamos por el ascensor, el se miraba al espejo y no me prestaba atención y al salir del edificio solo dijo chau y ni un apretón de manos me dio.
Me quedo una extraña sensación, después de haber estado tan conectados, ¡que frialdad!, pensé que así era el mundo del sexo casual.
Ese año 2009 si fue un año distinto, mi experiencia en Buenos Aires comenzó a ser caótica, trabaje en 4 lugares diferentes y en los mismos renuncie al mes, mi cuerpo comenzó a no ser el mismo, no lograba entender que pasaba, pero no me sentía igual. Buenos Aires era abrumador sí, pero había algo mas, algo estaba diferente. En el último trabajo donde estuve conocí gente muy interesante entre ellos un estudiante de medicina. Le consulte una vez porque había comenzado a padecer dolor estomacal, me dijo que era evidente que tenía una bruta gastritis, que vivía estresado, la vida acá es así Campo (así me llamaban en el trabajo, ellos imaginaban que yo vivía en el campo) anda al gastroenterólogo. Le hice caso, comencé a hacerme análisis varios, todos daban bien, de a poco comencé a sentirme cada vez peor, no dormía bien, me sentía perturbado. Durante esos meses, llame, envié mensajes, primero desde mi celular, luego del trabajo a aquel macho que me había hecho vivir aquello que mi mente tenia atrapado hasta que olí aquel bóxer pero nunca obtuve respuesta, nadie respondía del otro lado, siempre sonaba y sonaba y nadie atendía.

Buenos Aires se convirtió en una pesadilla, una mañana di aviso, me vuelvo a Córdoba, no estoy bien, se que muchos celebraron desde adentro mi fracaso, aquellos que decían, ya te vas a volver. Yo me estaba volviendo, pero no me volvía porque había fracasado laboralmente, no me volvía porque no toleraba la gente en el subte, me habían cambiado, por eso me volvía.
Una noche, mientras dormía en mi cama, en Córdoba, me desperté con sed, fui hasta la cocina a tomar agua y en ese pasillo largo de casa me cruce conmigo,  mejor dicho con mi reflejo en el espejo que había hecho poner para verme de cuerpo entero y casi como una revelación entendí que era lo que me había hecho volver, no lo entendí durante los 14 meses que estuve en Buenos Aires, no lo entendí cada vez que hablaba con alguien, detrás de mi reflejo podía ver el baño, en el suelo había quedado la ropa que no había llevado al lavadero después de bañarme, ahí estaba mi bóxer, comencé a llorar.

Desde ese día, mi primer día en Buenos Aires, desde el “primer día del resto de tu vida” me había hecho portador del HIV.

Nico, Nico.