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HIV, de limites y prohibiciones.

Leyendo cosas en el blog quería compartir esto que me paso a mi. Yo fui la persona que contagio y fue la primera que alguien me escribi...


Leyendo cosas en el blog quería compartir esto que me paso a mi. Yo fui la persona que contagio y fue la primera que alguien me escribió desde su corazón lo que le había pasado a el y lo que sentía. Quería compartirlo, hacer un recuerdo algo en mi vida y que no todo es una mierda y los errores pasan,  solo uno tiene que hacerse cargo de lo que hace.Gracias .... vos sabes si algún día lees esto lo publique en honor a vos y siempre seras parte de mi corazón. Perdón nuevamente fue un error de dos jóvenes que se desearon aquella  Noche Tucumana.



Esa Luna de Avellaneda (15 de agosto 2008)

Estoy convencido de que toda persona en este mundo tiene una meta, y aunque para muchos, buscar llegar a ella implica primero descubrir cual es; muchos otros demoran vidas enteras intentando alcanzarlas aunque ya lleven muchos años de haberlas descubierto en lo lejano. Mi vida arrastraba crisis vocacionales, indecisiones sexuales y cruces verbales con familia que con el tiempo –mal que me pese admitirlo– descubrí que solo querían mi bien. Y se que me molestaría mucho escuchar un “Te lo dije”, pero no seria errado. Así todo se convirtió en una espesa nebulosa al poco tiempo de saber que era cero positivo. Descubrir esa realidad, me hizo ver que con veintiún años aun no había divisado ni por pura casualidad la meta de mi vida, pues solo ponía mi atención y dedicación a ese tipo de vida que se desparramaba al caer el sol y se contraía hasta desaparecer cuando este volvía a subir, en la vanalidad de un juego sexual que más se parecía a un juego de brincos sobre una línea que separaba cielo y tierra, como cuando era un boy scout, y donde siempre era uno de los que más tardaban en equivocarse, solo que esta vez pise mal apenas empezado el juego...

Hoy he regresado de mi tercer viaje a Buenos Aires desde que sé que soy portador. Un viaje en el cual he podido encontrarme con aquella persona que inconscientemente me infecto con el virus. Tantos sentimientos antagónicos; miedos, rencores, dudas, certezas, arrepentimientos... bronca, mucha bronca... se juntaron en una sola noche donde mi cuerpo poco comunicaba con palabras y mas lo hacia con agitadas palpitaciones, sudorosas manos, perdidas y sollozas miradas, y mandíbulas que oprimían mis dientes entre si una y otra vez. Me pidió perdón y expreso ignorar que portaba el virus en aquel momento, y aunque jamas dije creerle, le creí y creo también que así lo entendió él.

Pase la noche junto a esa persona en su cama de plaza y media. Miramos una película, poco hablamos. Luego paso su brazo tras mi cuello a modo de almohada, me pregunto si podía abrazarme, me abrazo y cerré mis ojos para dormir. Creo suponer que la ultima vez que dormí tan bien fue mientras me abrazaba al pecho de mi mamá a los pocos días de haber nacido. Esa noche dormí con tanta paz... En la mañana siguiente nos despertamos y nos despedimos. Nunca se hablo de volver a vernos, quizás no le vea nunca mas, pero ahora ya no le odio, quizás me mintió, no sé, pero me hizo sentir bien, y solo eso me importa, sentirme bien.


Aunque no lo exprese a nadie, he necesitado que esa persona me dijera que lo sentía, que no fue su intención contagiarme. Necesitaba saber y creer que no me gane esta mala partida de la mano de un indeseable que solo quiso hacerme un mal. Necesitaba saber que solo ocurrió como una de esas tantas cosas que solo ocurren como en un juego de azar, por mala suerte, o mala matemáticas como dicen otros. Quizás como en una ruleta rusa.

Gracias a esa noche, hoy más que nunca estoy completamente convencido de cual es la meta de mi vida; “Ser Feliz”... Como?, quizás viajando, quizás estudiando para ser un buen profesor de letras, quizás pasando días enteros sentado en un escritorio escribiendo como el mejor escritor de telenovelas, o quizás solo (porque aunque no crean me gusta estar solo) en una cálida cabaña de maderos en la Patagonia, con lo mucho que me gustan los días fríos... No lo sé, solo sé que quiero vivir hasta el ultimo día que hubiera vivido como si jamas aquel Elisa me hubiera resultado Reactivo, porque... es verdad que esto de tener el virus en el cuerpo limita, pero no prohibe, y por ello jamas va a prohibirme ser lo que yo quiera ser.

Eso aprendí y forjé como máxima de vida en ese viaje, pues ya me encontraba liberado de aquellas dudas o preguntas de “porque a mi”, “porque ahora”... y entonces pude respirar, oxigenar mi pecho y seguir adelante, y es que nunca viví tantas emociones encontradas como en esa extraña noche poco fría y con una enorme y clara luna en Avellaneda.

Jonas