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Las Teteras del Sarmiento

Gente del blog es la primera vez que escribo aunque los sigo desde hace rato. En el  día de hoy como estaba aburrido y sin nada que hace...

Gente del blog es la primera vez que escribo aunque los sigo desde hace rato. En el  día de hoy como estaba aburrido y sin nada que hacer, emprendí un recorrido el cual había sentido nombrar y al cual llamare "Las Teteras del Sarmiento".

Comencé el recorrido en plaza 11, había escuchado sobre ese lugar, un poco nervioso encare rumbo a lo que mis ojos verían como la meca de las teteras. Se encontraban aproximadamente siete mingitorios y de espaldas a uno otros siete, y al finalizar este sector se encuentran los box. Al ponerme en posición frente a uno de ellos, podía observar como distintos prototipos se paseaban u mostraban sus miembros erectos o gomosos, grandes, pequeños gruesos o no tanto. Alguno de estos estereotipos trataba de disimular lo que era evidente a los ojos de todos, llenos de hombres buscando sexo, mamada o simplemente una buena paja. En este lugar encontré mucho hombre por encima de los 40 años, con curtidos lomos de obra, vendedores de trajes no muy costosos con su mercadería expuesta en bolsos de cierres rotos. Perdido dos oficinistas de barba prolija y atuendos perfectamente combinados yal rockero inquieto que circulaba de un lado a otro en busca de la erección ideal. Se observa al inadaptado, un muchacho joven, de pantalón deportivo con su miembro afuera yendo de un mingitorio a otro como si fuese el dueño del lugar. Dos o tres tipos simplemente parados mirando como todos muestras sus miembros. Observando su objetivo y acompañando a su presa dirigirse al box.

 Seguí mi rumbo hacia mi nuevo destino, primera estación caballito. Un lugar muy oscuro y a simple vista. Un lugar sin concurrencia en el cual nadie controla y es bastante potable. Luego subí al tren dirigiéndome hasta mi próximo destino, y durante el viaje, intercambie miradas con dos farolazos que no me quitaba la vista de encima, pasando de largo las tres estaciones a la cual se había anunciado que no pararían en ellas. Llegando al límite de la Capital Federal y lamentando tener que dejar a ese pedazo de cuerpo desembarque la última estación de dicha ciudad. O sorpresa la mía cuando observe que el muchacho de los grandes faroles azules profundo me estaba acompañando por detrás, como un radar intente buscar aquella tetera en la cual podría tener algún tipo de actividad. Al encontrarla  mi desilusión, estaba cerrado con candado, y lo que se podía conocer como tetera unos carteles con propagandas añosas mirando como cada uno la sacudía sin asco alguno. Resignado retome el servicio con destino hacia el oeste. Pase por alto varias estaciones, me detuve en Morón.

 Esta vez me retire del andén, habían pasado varias horas y estaba sin nada de fuerzas corrí directo a la "M" dorada. Después de un café  y un par de medialunas calentitas me dirigí hacia el baño, primer piso, al fondo de todo. Dos mingitorios a la vista del que entra, pero me arriesgue y me hice lugar junto a un muchacho no mucho más grande que yo, lindo miembro, rosado, cabezón muy buen tronco y desmalezado. Al finalizar continúe rumbo estación, y me hice unos minutos mientras esperaba el próximo servicio. Una tetera chica, con mingitorios algo antiguos, pequeños y separados con un mármol. Recorrí varias estaciones las cuales tenían los baños cerrados o en el caso de Castelar, muy pequeños y con gendarmes poco apuestos en la puerta. Ya estando arriba del tren decidí ir directamente hasta la última estación y a poca desgracia mía retome el rumbo junto a farolazos hasta finalizar el recorrido. "Moreno" anuncio el parlante dando por finaliza el viaje, pero no para mí. Anonadado de lo grande que es la estación "terminal" comencé a recorrerla y observarla  cada vez más grande a medida que me acercaba. Cuenta con cuatro baños bastante muy limpios. El del primer piso está prohibido ya que esta a la vista de cualquier mirada del corredor comercial que se encuentra en esa planta. Baje prestando atención a la cartelería y  corrí hacia donde indicaba el hombrecito. Asombrado de un baño tan pequeño (solo tres mingitorios) pero con bastante concurrencia y algo de actividad.

Al retirarme visualice que al otro lado había otra entrada al cual no desperdicie tiempo en ir. Esta sí, era una tetera como la gente y sobre todo porque ahí estaba el, nuevamente sus faroles, su cuerpo y sobre todo, su pene, bastante erecto, nos quedamos un rato, nos miramos y sonreímos a ver como otros dos muchachos se masturbaban sin piedad. Este lugar muy concurrido, se encuentra de todos los estereotipos, se comentaba que al ser terminal de distribución geográfica concurrían muchos extranjeros europeos, arrastrando así a una camada de lindos pendejos, seguidos por tipos cuarentones y cincuentones buscando la libertad que en sus casas no la obtienen. Farolazos me hace una seña después de unos casi treinta minutos de haber estado "orinando" se abrocha el cinturón y espera a que yo lo vuelva a visualizar fuera. Lo sigo unos cuantos metros hasta llegar al ultimo destino que el día me había dado, la ultima tetera de la estación. Esta es solitaria, no concurre mucha gente. Nos pusimos uno al lado del otro y sin perder más tiempo comenzamos a rozarnos, nuestros miembros se tocaban, comenzamos a masturbarnos, sentía su calor en mi miembro, erecto,y a la vez el suyo baboseando mi mano. Nos miramos y sin pestañear me dio un beso profundo, mis piernas comenzaron a temblar, sentía como estaba acabando, demasiado, y yo acompañándolo.

Al salir nos quedamos charlando un rato, me dijo su nombre y donde vivía, que el concurría seguido por ahí y el levante que había, intercambiamos números telefónicos  y se despidió. Yo quede observando cómo se iba perdiendo entre la gente, como el Sarmiento se retiraba de la estación. Estoy seguro que esta relación no acaba acá, que va a haber muchos más recorridos para recorrer y teteras a las cuales explorar.
                                         
Tomás M.