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El Xeneize

Xeneize / Nikki Dior Siempre considere al futbol un deporte extremadamente homoerotico. Ver a hombres jugando contra sí, intentando ‘meter l...


Xeneize / Nikki Dior

Siempre considere al futbol un deporte extremadamente homoerotico. Ver a hombres jugando contra sí, intentando ‘meter la pelota’ en el arco contrario, (tocándose entre ellos, con finalidades diversas como: solo para marcarse, o si no como gesto de compañerismo, y en otras ocasiones para enojar al rival). Pero también he visto manos tocando bultos y culos, que no tenían ninguna de las justificaciones anteriores, simplemente pareciera que el otro ‘se la quería tocar’.


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Y si esto fuera poco, hay un folclore que implícitamente pone en manifiesto estas conductas homoeroticas, con las típicas gastadas que en su mayoría son sexuales.

XeneizeLa Pasión encierra diversos sentimientos y emociones que pocas veces se pueden explicar, y que puede ser más fuertes que cualquier otra cosa. Te puede convertir en un animal totalmente visceral, donde no hay lugar a críticas, donde el ‘otro opuesto’ es alguien detestable. O puede estar también traspasada por la objetividad, y una visión de realidad que acepta críticas, que entiende de las cosas buenas o malas (Muchas veces manifestadas solo para el entorno de sus pares, o también haciéndolas públicas frente a los demás). Pero sea una o sea la otra, al oponente siempre ‘se lo hay que coger’.

No voy a decir que a todos los que les gusta el futbol son putos, nunca caería en ese pensamiento mediocre. Ni tampoco el futbol es el único deporte con tintes homoeroticos. Pero creo que tiene mucho contenido de situaciones, que a mi particularmente, me prenden fuego la libido. Tantos hombres encerrados tantas horas en un solo lugar, da a la posibilidad de muchísimas cosas.

Soy de River, y como gallina, me encanta todo lo que tenga que ver con el millonario. Nunca me considere híper fanática, pero sigo todos los partidos, cada vez que puedo voy a la cancha, y mi ánimo tiene mucho que ver con las derrotas o las victorias de mi equipo. Buenas o Malas, siempre lo banco a muerte!

Con mis amigos que son de boca me llevo bien, pero cuando empezamos a hablar de futbol ya las cosas no pintan tan buenas. Siempre quiero que les vaya mal, y me encanta cargarlos en sus malos momentos.

Como sigo mucho el futbol, me informo a través de distintos portales, como ole o canchallena. Es por estos medios donde conocí a Mateo alias ‘El xeneize’, un bostero híper fanático, con el que siempre cruzábamos comentarios y nos dábamos con un palo sin parar. Era tanta la adversión que nos teníamos, que buscábamos siempre los mensajes del otro para comenzar a barderanos. En algunas oportunidades disfrutaba escribirme con él, por ejemplo, a la hora de hablar de jugadores que eran respetados por el equipo contrario. Aunque la verdadera conexión, llego un día que ellos perdieron un partido, que además de haberlo cargardo como de costumbre, le dije que estaba viendo el Facebook de Boca. Porque era el único lugar donde todos los bosteros se sinceraban, y puteabean a sus jugadores, entrenador o dirigentes. Muy diferente a lo que pasaba en los demás portales, que frente a los otros equipos, la caretean a full. Entonces es en el Facebook boquense donde yo encontraba la satisfacción al leer como se revolvían en su roña jiji

Mas esta decir que a nuestro Mateo no le gustó nada lo que dije, pero me admitió que él también escribía ahí para desahogarse, y que justamente había hecho un comentario. Me dio el nombre de su Facebook para que busque lo que escribió.

Xeneise

Al ser una crítica, le di like, pero también aproveche a ver sus fotos. Fue la primera vez en muchos meses, que le veía la cara a Mateo. Era tan bostero que daba asco, no solo vivía en la Boca, si no que tenía miles de fotos con jugadores, en el museo, en la cancha y siempre tenía puesta alguna indumentaria boquense. Pero, a decir verdad, sacando todos esos trapos ridículos que tenía encima, había un chabón que estaba muy partible. Entonces el asco que le tenía, ya no era tal, y paso a ser algo más bien raro. Haciendo memoria nunca me había acostado con un bostero, o mejor dicho un bostero fanático. Mientras seguía viendo sus fotos, me llega un mensaje de Mateo al face diciéndome lo linda que era. Automáticamente no sé por qué, le dije que no era una chica ‘normal’ que no se confunda. A lo que me respondió: ¿Y cuál hay? Te entro igual.

El pibe estaba re bueno, esa onda chabón bien futbolero de cancha, me empezó a tentar. Pero fue el bulto jugoso que se le dibujaba en los cortos, lo que me decidió a pasarle el cel de una. En el wazzap las charlas con el xeneize, aparte de seguir chicaneándonos, dejaron de ser pura y exclusivamente de futbol, para hablar de todo. La temperatura tambien subia, nos mandábamos audios, hablábamos de sexo, de lo que nos gustaba, de nuestras fantasías. El nivel de histeriqueo era muy alto, porque ninguno de los dos terminábamos de cerrar el encuentro. Sorpresivamente una tarde que yo andaba por San telmo, nos veníamos wazapeando, y al final del mensaje el xeneize me escribe: ¿Che no te queres venir un rato? Estamos cerca.

Mateo vivió gran parte de su vida en Avellaneda, pero quiso mudarse a la Boca para estar según el ‘cerca de su templo’. Ese frigorífico a medio hacer que tienen de cancha le significaba mucho. Mas esta decir que mi hambre por pija, fue más fuerte que las ganas de no pisar ese barrio mugroso. En mi cabeza pasaban varias cosas, era muy alocado lo que hacia, pero acostarme con un bostero de pura cepa, me estaba produciendo un morbo terrible. No podía más reprimir mi libido, siempre tan tentada a saborear lo prohibido, acepte su propuesta pero para más tarde.

 

Barrio de La Boca, Domingo 11 de la noche

A esa hora despedí a mi amiga con la que había ido a San Telmo y tome el (22) que me dejaba en Regimiento Patricios y Villafañe. Ahí me esperaba el Xeneize para ‘conocernos’. Bajándome del colectivo me sentía una gallinita indefensa pisando terreno prohibido. Pero si hacia memoria es este mismo terreno, el que dio a luz a mi amado River Plate. ¿Qué contradicción no?

Nunca le pregunte a Mateo cuanto media, así que al verlo personalmente me llamo la atención su metro noventa. Estaba con short de futbol y camiseta de boca con zapatillas negras. Lo mire de arriba abajo y le dije: ¿Era necesario que te pongas todo eso?

Se sonrió y me tildo de gallina amarga. Después agrego que como es domingo, él siempre estaba así por que jugaba al futbol con sus amigos. Y también por otra cosa. En ese momento, agarra mi mano y la pone arriba de su bulto, que estaba duro y caliente. Que atrevido el xeneize! parece que los pibes de la rivera son muy gauchitos. Me acerque a él y le di flor de beso, como no había un alma, lo puse fuerte contra la pared y lo seguí transando. Rapidamente, le estaba marcando la cancha, para que se dé cuenta, que no me iba a achicar. Me abrazo fuerte contra él, entre su camiseta algo transpirada y sus manos recorriéndome el orto, sentía que la libido me estallaba. No pude aguatar más, le puse la mano por adentro de su short, y era capaz de sacarle la chota ahí nomás. El pibe automáticamente me pide que no siga, y continuamos caminando hasta llegar al edificio donde vivía.

En el quinto piso cruzando la puerta de su morada, de inmediato me impacto la cantidad de cosas bosteras que había. Desde cuadros con fotos firmadas, la alfombra con colores característicos, cortinas, banderines, posters, pinturas en la pared. ¡Era demasiado!

Mateo no dejaba de verme la cara de asombro que tenía, lo único que hice fue decirle: ¡Boludo, el frio no viene de la Bombonera, viene de tu casa!

Se ríe y me responde: Y  aun no te mostré a mis bebes! Prende la luz y me señala un estante con la réplica en chiquito de 6 libertadores.

Con mi cara horrorizada le dije: ¡Por favor Apaga la luz! En eso me doy vuelta, como con ganas de abrir la puerta e irme, cuando me agarra y me dice: ¡Vos no te vas a ningún lado gallina!¡Que vengan los borrachos del tablón a rescatar a su princesa, porque ahora vos sos mía!¡Yo te avise que era bostero enserio y todavía no viste lo mejor!

Me detiene, y me agarra por detrás con fuerza, apoyándome todo su cuerpo. Tenía tantas emociones encontradas en mi cabeza. Pero este xeneize y su trozo divino, hicieron que lo deje de histeriquear y me entregue totalmente a el. Así que mientras me agarraba fuerte le dije: ¡Deja de hacer tanta fuerza, que me rompes las plumitas! Despacito!

Me di vuelta, y le saque la pija por el costado del short, como un resorte salió para afuera. Tenía una chota bien larga y finita. Me arrodille, y empecé a chuparla. Era riquísima, olía a jabón blanco y transpiración, se la comía con tanta hambre, que lo primero que me dijo fue: ¡Como te gusta la mamadera bostera! Lo mire, y con cara de odio se la mordí un poquito. Pego un grito, se empezó a reír y me dijo: Bueno no te jodo más con esas cosas!

Era obvio que me estaba haciendo la enojada porque en el fondo me gustaba lo que decía.

La pija del xeneize era bien calentita y jugosa, le volvía loco cuando se la acogotaba con mis labios mientras la succionaba lentamente. Tenía tanta calentura que me metía los dos huevos adentro de la boca, y los ensalivaba bien. El fuerte del bostero era el largo de su pija y sus dos gambas alucinantes, acompañadas de un culazo bien turgente. Al mismo tiempo que me metía la chota más adentro de la boca, también le masajeaba los cachetes del orto. Me ponía tan pasional tocar ese culo, que por momentos le clavaba las uñas.

Me levanto le miro fijo la cara y le digo: No aguanto más. Méteme el itacazo bostero!

Me doy vuelta, y así de parados, empiezo a sentir ese palo caliente que me va penetrando de a poco. Mientras Mateo tocaba suavemente mis pechitos, su lengua jugueteaba con mi oreja. Al mismo tiempo, con mis manos le tironeaba del short para acoplarlo más a mi. Sentir su ancla xeneize penetrando tan profundo me enviciaba el orto como nunca. El juego morboso que generamos hizo que nuestro deseo se volviera incontrolable.

Ni siquiera se había desvestido, tampoco logramos llegar a la cama.

Me pongo en 4 en el sillón para que siga cogiéndome. Mi orto le comía la pija con tanta fuerza, que el pibe ni siquiera tenía que moverse. Como una puta empecé a pedirle el gol. Quería escuchar sus gemidos, que me llene de leche bostera y amarga. Y así fue, me lo canta, mientras saca la verga de adentro, y siento como los lechazo me riegan la espalda y los cachetes del culo. Era tan abundante, que las gotitas empezaron a caer por mis huevos y por entremedio de mis piernas.

Mi rival de toda la vida cae rendido sobre el sillón. Me levanto, lo miro con cara desafiante, le agarro los cachetes de la cara con una de mis manos y le digo: ¿Que paso bosterito? ¿No das más? ¿Te lesionaste como Gago?

Le doy un besito en la frente y le pregunto cuál era la puerta del baño, tenía que arreglarme un poco después de todo el desenfreno que habíamos pasado.

Con la excusa de que era tarde para volver a mi casa, el xeneise me ofreció quedarme con él. No pude rechazar la invitación, su compañía, sumado al olor a macho que tenía su pieza, eran una buen garantía para saber que iba a dormir como una bebe. Al otro día, después de desayunar un rico pete, nos tomamos unos mates juntos y me dice: ¡Viste que te dije que aún no habías visto lo mejor! Mira esto!

Mateo abre una persiana que da a un balcón.

Desde el balcón, se podía ver la bostanera.