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El ambo y su entrepierna...

Iván Mon | Me había tocado operarme de las amígdalas, si bien era una cirugía sencilla y programada los nervios de entrar a un quirófano y ...

Iván Mon | Me había tocado operarme de las amígdalas, si bien era una cirugía sencilla y programada los nervios de entrar a un quirófano y quedarse internado en observación siempre son factores de estrés, en ese contexto lo que menos uno piensa es levantar o tener alguna aventura.
Por una complicación leve tuve que quedarme más de tres días en internación para seguimiento, y eso me molestaba mucho, pero todo cambio en el momento en que el enfermero encargado de mi cama entró en el turno de la noche. Era un pibe de unos 25 años aproximadamente, flaco pero con un lindo porte, rubiecito bronceado, con un bulto que se traslucía en el ambo blanco y que no pude evitar mirar. Se presentó conmigo y me dijo que el vendría todas las noches a cuidarme, luego de su ronda de inicio volvió más tarde, creo que ambos habíamos notado que había onda.

Se sentó a mi lado (yo estaba en una habitación privada) y me tomó la presión, la temperatura y el pulso. –estas un poquito acelerado- me comentó, a lo que respondí con una sonrisa y con un irónico comentario -será por los nervios-, él se sonrió notando la indirecta y redobló la apuesta, - ¿no te viene a visitar tu novia?- ahí le expliqué que estaba soltero y sin mucha acción el último mes, - eso también me tiene como una pava- le dije, señalándole con la mirada el bulto duro que ya tenía en la entrepierna. Se puso colorado, ahí me di cuenta que había toda la onda, y con una sonrisita picara se fue de la pieza y mientras cerraba la puerta atinó a decir en voz baja: "vuelvo más tarde"
Estaba dormido ya que por suerte los analgésicos me mantenían sin dolor ni molestias, sentí que en medio de la penumbra alguien entraba, pero no encendió la luz y una sombra acercarse a mi oído –ya también estoy soltero y aburrido- me dijo (era su voz).

Levantó la sábana corrió la bata hacia arriba tragándose toda mi pija aun dormida, el calor de su boca y la suavidad de sus labios eran muy placentero, rápidamente me puse al palo y deje que hiciera su trabajo, con las manos lo agarraba del cabello y por momentos trataba de manotearle el bulto, lo poco que pude sentir venía bien equipado y estaba al palo mal. Luego de un rato así, sentí como sus dedos trataban de colarse en mi cola, le saque la mano y la lleve a mi boca chupándole los dos dedos para ensalivarlos bien y volver a guiarlos hasta su cometido inicial, en ese momento los introdujo sin problemas mientras seguía mamando, yo tenía muchas ganas de chuparle la pija pero dada la cirugía no era una opción.
Luego de una rato comenzó a bajar a los huevos, pasando su lengua por toda la zona y estimulando mi esfínter, como pude me fui girando lentamente (con cuidado de no tironear el suero) y logre bajar de la cama quedando de pie con las piernas abiertas y con el torso sobre la cama, el enfermerito no perdió tiempo (venía preparando), se puso un preservativo y llenándome de saliva la cola procedió a apoyarme, entre los analgésicos y la calentura no ofrecí mucha resistencia y con mucha suavidad me empernó toda su poronga.

Como dice Fonsi …Despacito… así fue metiendo y sacando toda su virilidad en mí, fue muy placentero, sobre todo el morbo del lugar y ver que su ambo estaba debajo de sus rodillas, Toda la situación me calentaba tanto que comencé a masturbarme avisándole que acabaría, parece ser que eso lo éxito más aun y unos segundo estaba yo enchastrando la cama con mi leche y contrayendo el culo en cada chorro, eso lo puso a mil y comenzó a acabarme dentro dejándome sentir sus palpitaciones, luego se retiró de atrás y me dio media vuelta chupando los restos de huasca de mi pija, finalmente se vistió y con un rico beso en la boca me dejo de cama.
Las otras dos noches repetimos la sesión y luego me fui de alta, por suerte luego nos volvimos a juntar esta vez con otro enfermero amigo de él que le gustaba la fiesta.