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#COGEDEROS: Cerró el Hotel Castelar.

Por Tomás Duarte | Mucho hemos escrito en esta pagina sobre el spa del Hotel Castelar , lamentablemente el mismo como consecuencia de esta ...

Por Tomás Duarte | Mucho hemos escrito en esta pagina sobre el spa del Hotel Castelar, lamentablemente el mismo como consecuencia de esta pandemia de #coronavirus ha sido otro de los lugares que se convertirán en #TETERASCONHISTORIA, esos lugares que todos los que pasamos recordaremos por alguna experiencia, algún culo o alguna boca que nos dió alivio. 

Foto: Fernando River

El hotel fue fundado el 9 de noviembre de 1929 por Francisco Piccaluga, en uno de los lugares más glamorosos de la Buenos Aires de esa época. Con 55 metros, era uno de los edificios más altos de la Avenida de Mayo. Fue el primer hotel de la ciudad en tener un comedor con refrigeración y un spa. Lo que ha sido más visitado por la gente de esta página era el spa, cito en la Av. de Mayo 1152.

A lo largo de sus más de 90 años se mantuvo como propietaria la familia fundadora: los Piccaluga-Mayorga. Incluso, hasta estos días, al frente del hotel se encontraba el bisnieto del fundador, Pedro Armando Mayorga.

Hace tiempo un lector escribió sobre el sauna del hotel: 

La cosa es que llegamos, te atienden unos camareros, (estaban cogibles) bien chongos, te llevan a tu cambiador, al modo del locker pero donde entras con toda tú humanidad. A mi me tocó el que había pertenecido a Ringo Bonavena. Tienen unas placas de bronce recordatorias. Muchas figuras el ambiente del deporte y artístico pasaron por ahí, el hotel ha cumplido recientemente 80 años. Fue morada de Federico García Lorca antes de que se volviera a España y lo fusilaran en la guerra civil.
El lugar es muy lindo, la gente que va es de alto poder adquisitivo y tal como está planteado parece que no hay onda.

Foto: Fernando River

A lo largo de los años, el emblemático hotel fue lugar de encuentro de figuras de renombre entre los que se destacan Alfonsina Storn y Jorge Luis Borges. Incluso allí vivió por un tiempo el poeta Federico García Lorca.

El edificio fue diseñado por el famoso arquitecto italiano Mario Palanti, artífice del cercano Palacio Barolo y su "mellizo" Palacio Salvo de Montevideo, además de la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires.

La construcción se inició en 1928, a cargo del ingeniero José Pinzone, y desde el comienzo se emplearon materiales de primer nivel, como ese mármol de Carrara que aún hoy reviste el comedor de la planta baja, que con sus 12 por 46 metros sin una columna, luce imponente.