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Sex and the City, Londres

Hoy me encuentro caminando por el río Támesis, acabo de visitar el Big Ben y ya son las 17 hs. Recorriendo las calles tan antiguas de es...


Hoy me encuentro caminando por el río Támesis, acabo de visitar el Big Ben y ya son las 17 hs. Recorriendo las calles tan antiguas de esta capital inglesa no dejo de admirar semejante historia, pareciera haberme transportado al pasado por momentos. Hasta que me encuentro frente a un cyber café y decido entrar en el siglo XXI. La entrada es un café normal con mesas y detrás un salón enorme con 100 puestos de acceso web y al costado derecho una escalera que lleva al sótano con otras 100 computadoras más. Saco el ticket por una hora y me voy al sótano, cruzo varias decenas de máquinas hasta llegar al final y me siento en la nº 199.

Chequeo mi correo, doy señales de vida a mis familiares y amigos, y aprovecho la soledad del final del sótano para mirar porno. Mi pantalón cargo está a punto de explotar mirando todo esto, cuando un rubio con muy buen cuerpo se sienta en la nº 195.

Estamos prácticamente solos. Yo lo miro cada tanto tímidamente, y al rato siento que él me mira. El juego dura una media hora. Ambos estamos mirando porno gay. A él se le nota una erección descomunal marcada en su pantalón chino. En un momento nos sonreímos. Ahora él parece terminar y se prepara para levantarse e irse. En la desesperación de no saber hablar nada de inglés, decido acariciarme el bulto y llamarlo con mi lasciva mirada. Se viene a mí como ave de rapiña. Me desabrocha el pantalón con la misma velocidad con que pierde su lengua en mi boca hambrienta de macho en una transa desbocada.



Baja a mi verga de 19x6 cm y casi logra hacerme acabar precozmente con semejante arte de chupar, le aparto la boca, y le doy órdenes gestuales de bajar su pantalón, a lo que él deja salir su tremendo vergón de 22x7 cm, blanco casi pálido de pubis rubio y un glande rojo pasión casi a reventar de éxtasis, donde me dejo llevar por mis pensamientos más bajos atragantándomelo. El sabor de su descomunal verga, casi para masticar y devorar, es tan sabroso que me da ganas de crear un nuevo chupetín arcor que permitiera perpetuar para siempre esta exquisitez!. De repente sentimos ruidos y al ver un grupo de adolescentes, nos acomodamos como dos buenos amigos. Al ver que no entiendo lo que me susurra al oído, abre el traductor google y escribe un largo mensaje, invitándome a ir a su residencia universitaria.

Subimos las escaleras y una vez en la barra de la cafetería, casi en la puerta de salida, me gesticula que lo espere y yo me quedo sentado en la barra siguiéndolo con la mirada hasta que entra al baño. Estando en la espera empiezo a sentirme demasiado observado por las personas de casi todas las mesas, no entiendo nada, hasta que veo una pantalla gigante donde se ve todo el local a través de sus cámaras de seguridad. Nos habían estado viendo transar y chuparnos las vergas deliberadamente!!! Muerto de la vergüenza y el miedo a ser encarcelado por dicha situación salgo huyendo hacia la vereda y camino unos 50 metros, cuando me detiene el pensamiento de que me estoy perdiendo la oportunidad de seguir disfrutando semejante delicia de verga.

Giro y vuelvo hacia el local cuando veo justo en la salida al rubio inglés mirando a un lado y otro buscándome. Le hago señas y viene hacia mí, sin entender lo que me dice con su cara sexy y aún excitado, lo sigo casi sin emitir palabras. Subimos al underground (subte) y nos sentamos uno al lado del otro acariciándonos sin tapujo con nuestras rodillas durante todo el trayecto, flechándonos con miradas cómplices y cachetes colorados de calentura. Una mujer en la fila de enfrente nos mira con cara de saber lo que estamos tramando…

Llegamos a su residencia estudiantil y al meternos en el ascensor hasta el 9º piso, nos entregamos a una transa descomunal, casi dándonos oxígeno el uno al otro, manoseándonos hasta donde nuestros brazos llegan. Entramos al departamento silenciosamente, ya que es compartido con otros compañeros y nos metemos directamente en su habitación, ya estamos desnudos en un 69 descontrolado, me pone a cuatro patas en el borde de su cama, escupe en su mano, entierra sus dedos en mi culo dilatado y ardiente, y me entierra en un solo empujón sus 22 cm de gorda pija inglesa, poniendo un ritmo de culiada casi pornográfica por su excelente condición física y movimientos, me besa la oreja con mucho placer, parece encantarle eso y me refriega su respiración y gemidos en primer plano auditivo, excitándome aún más, enganchándonos en un ritmo perfecto de movimientos, mientras veo la puerta abrirse unos centímetros y veo un moreno africano asomarse con sus ojos libidinosos.

Excitadísimo comienzo a succionar con mi culo la enorme verga inglesa, que entra y sale en un ritmo perfecto y coordinado, sintiendo en mi oreja los gemidos de placer, que no puede más y mordiéndome, salpicándome con su cabellera mojada toda mi nuca y en un gemido dividido en tres actos y cuatro embestidas finales, me entierra sus 22 cm a fondo descargando todo su arsenal de espermatozoides calientes en el fondo de mi culazo, abierto y entregado exclusivamente al placer, cayendo ambos sobre mi lluvia de leche, en el borde de la cama con nuestras cabezas casi en el suelo y nuestros cuerpos pegados y conectados extendidos sobre la cama. Podía sentir su verga que seguía escupiendo leche dentro de mi ano, creciendo y decreciendo, en cada escupida hasta dormirse por completo dentro de mí. El africano me mira y me muestra su mano con un charco de leche blanca brillante recién ordeñada de su falo de caballo, me guiña un ojo, y cierra la puerta…

David Fernandez