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Conductas urbanas: bareback vs Serosorting

Por Ale K - Bareback (bareback sex, baresex o barebacking) es el sexo anal penetrativo sin preservativo practicado de forma intencional ...

Por Ale K - Bareback (bareback sex, baresex o barebacking) es el sexo anal penetrativo sin preservativo practicado de forma intencional y premeditada entre las personas que intervienen. La palabra se compone del término inglés "bare", que significa "desnudo" o "al descubierto", y de "back" que significa "espalda" o "parte trasera".
Es distinto al hecho de no usar el condón por descuido, negligencia o por "cinco minutos de calentura", y algunos de quienes lo practican prefieren usar el término "raw", que significa "a pelo" o "al natural". Si se asume como estilo de vida, puede estar asociado al consumo de drogas que desinhiben y a una negativa rotunda de saber sobre las formas de prevenir la infección por VIH.

VIH


Serosorting es escoger a las parejas sexuales por el estatus respecto al VIH (positivo o negativo), el cual se determina a partir de la propia evaluación que la persona hace sobre la apariencia física de su posible pareja, por lo que le han dicho de ella otras personas y en la generalidad de los casos preguntando directamente sobre el estado serológico. De esta forma, quienes tienen VIH sólo tienen relaciones sexuales con quienes comparten su misma condición de salud y los que no lo tienen con otras personas seronegativas. La intención no es sólo establecer el vínculo sexual diferenciado, sino que esta diferenciación sirva precisamente para tener relaciones sexuales no protegidas. Es allí donde el serosorting y el bareback se juntan.

El estilo de vida del serosorting lleva en muchos casos a la imposibilidad del reconocimiento del otro como alguien igual a uno pues la diferencia con fines utilitarios y prácticos es el patrón sobre el que se construyen los vínculos. Es decir, las personas se cosifican y llegan a ser entes que contienen o no el VIH.

Sexo


Las posiciones a favor del bareback son varias, por ejemplo: que en una relación estable el no usar preservativo es una conducta que permite un acercamiento afectivo con el compañero y expresa confianza mutua, además que dar y/o recibir semen es percibido psicológicamente por algunos como algo necesario y profundo. Otra poderosa razón es la importancia y necesidad de sentir el cuerpo como propio y en sintonía con sus sensaciones y placeres, no como un objeto en el que se naturalizan e instrumentalizan políticas públicas en salud, una especie de militancia de la autonomía del cuerpo desde la resistencia.

También se argumenta como válida la posibilidad que el bareback satisfaga el deseo de sentir peligro y riesgo, incluso como parte de un estilo de vida que les produce placer. Otros lo hacen para cumplir la fantasía de seroconvertir a VIH + o por la sola pretensión de detener el "cansancio" del cuidado crónico (fatiga al condón le llaman algunos). Finalmente el sentido de pertenencia a una comunidad (la de los barebakers) ha sido también invocado como defensa de esta práctica sexual. 


Sin embargo, cierto es que el bareback constituye un riesgo para la continuidad de las infecciones por VIH y un reto para las campañas en salud que deberían incorporar las especificidades sociales y culturales de las comunidades implicadas. Sus detractores afirman que la fidelidad mutua, a pesar de los pactos, muchas veces no se cumple y termina siendo una fantasía, que tambien constituye un vínculo emocional el deseo de proteger a la pareja usando condón. Que uno puede desarrollar sentido de pertenencia a grupos y comunidades más seguras para la salud propia y la de los demás y que el deseo de seroconvertir a VIH+ constituye un desajuste psicológico.

En contra también se dice que el bareback retroalimenta la homo/bifobia, es decir, el sentido de desvalorización del propio yo en tanto se es gay o bisexual, y por lo tanto esa vivencia de ser prescindible se traslada también al compañero sexual con el que la persona se relaciona.

La Reducción de Daño es un enfoque de la Salud Pública que se ha pretendido aplicar al bareback, y que en esencia sostiene que las prohibiciones absolutas no sirven para controlar los comportamientos o estilos de vida potencialmente riesgosos. Asume que ciertas personas tendrán siempre algunas conductas de riesgo y el propósito es que puedan minimizar el peligro al que se exponen, proponiendoles alternativas y herramientas viables en su contexto. La crítica contra este modelo de intervención es que puede generar la idea que se tiene conductas seguras cuando en realidad implican un nivel de compromiso para la salud.
En primer lugar tenemos que las personas pueden mentir sobre su estado serológico (con las implicancias legales que esto pueda tener pero que no son materia de este texto), ya sea por miedo al rechazo de ser personas viviendo con VIH y sida (PVVS) o simplemente porque no les interesa que su estado de salud sea conocido para asegurar un encuentro sexual. También está el caso que la persona crea no tener VIH o refiera un diagnóstico negativo (incluso enseñándolo) en función a su última prueba de ELISA, pero en realidad tiene el virus.

Las investigaciones clínicas respecto a esta última situación indican que muchas de las personas VIH- que practicaban serosorting resultaron positivas pues algunas de sus parejas sexuales estaban en el denominado "periodo de ventana", es decir, un momento en el que el cuerpo aún no ha generado los anticuerpos al VIH y no puede ser detectado por las pruebas. Además, en este tiempo las personas tienen una alta concentración de virus (carga viral), lo que hace más probable la infección. Al respecto, cabe destacar que se ha determinado que las posibilidades de infección de alguien VIH- son mayores si tiene relaciones sexuales con alguien que creía estar en esa misma condición sexológica (pero no le estaba) que si tiene sexo con una PVVS que tiene un tratamiento antiretroviral exitoso.

Incluso si se es PVVS y se practica el serosorting, hay la posibilidad de la reinfección, es decir, de elevar la carga viral o adquirir una nueva cepa de virus, lo cual termina en muchos casos por generar resistencia a los medicamentos, es decir, éstos ya no funcionan y se tiene que probar con otro esquema de terapia, si es que hay la opción de hacerlo desde luego.

Otra de las grandes críticas al serosorting es la discriminación que genera dentro de las poblaciones homo/bisexuales y de HSH. Las relaciones generadas a partir de la diferencia serológica (real o supuesta) están construyendo barreras y herramientas simbólicas de poder y dominación. Y es que aparentemente hay una profunda diferencia entre suponer o creer que alguien es VIH+ y realmente saberlo con certeza.
El estigma sobre las PVVS aún está vigente y el serosorting en buena cuenta es un mecanismo de limpieza social de estos sujetos in-deseables (incluso sexualmente), aplicado por parte de quienes se consideran "limpios". Desencuentro, exclusión y no-reconocimiento.





* Ale K es licenciado en Psicología y Abogado (UBA), psicoanalista y coordinador de grupos de reflexión. Trabaja con pacientes HIV, con parejas y varones gays.
Es comunicador radial distinguido por divulgar la cultura lgtb. 
*Tratamientos analíticos: Individuales adolescentes y adultos; parejas y grupos. 
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