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El caso del modelo top adicto a mis olores, que se traga mi guasca y después se tortura

Por Clark | Ex Modelo internacional de pasarela, ex conductor de tv, ex actor, ex cantante... Supo ser uno de los favoritos de   Gi...


Por Clark | Ex Modelo internacional de pasarela, ex conductor de tv, ex actor, ex cantante...

Supo ser uno de los favoritos de  Giorgio Armani.

En un tiempo no hubo  gráfica, pauta televisiva o vía pública donde no se viera su rostro bellísimo o su cuerpo perfecto.

Casado y con prole, jamás se cuestionó su heterosexualidad dentro o fuera del ambiente y fue el prototipo del glamour del macho argentino.

Pero desde hace un tiempo, y porque debo ser el único Escort  que siempre tiene  a mano  el último resultado de  los chequeos que me eximen de cualquier ETS (información que al man lo obsesiona), después de degustar mis olores, termina  tragando mi guasca para luego torturarse como si hubiera cometido un delito.

Sin embargo a la semana, el ritual comienza otra vez y siempre es el mismo

Llama alrededor de las 20  para avisarme que el día siguiente estará a las 9 de la mañana.

Siempre impactante (se tira encima una bolsa de residuos y le queda flama).

Me saluda con un beso en los labios y sin palabras mientras se quita la ropa, sabe que me sentaré en pelotas en mi sillón apuntándolo con mi chota ofreciéndole un almohadón para que se arrodille y empecemos. 
Desde el día anterior, después del último polvo que me haya echado comienza mi preparación: Sobre la verga sucia debo colocarme un forro nuevo que quedará puesto hasta el otro día. No deberé bañarme ni después del gym, no deberé usar el bidet (solo usaré papel higiénico después de cagar), no deberé sacudir el ganso después de mear y guardando la última gota de meo debo colocarme el mismo forro bajo un bóxer ajustado con el cual también dormiré conservando los mismos cuidados hasta que él llegue.  

Así mis olores a culo, a huevos y a pija, cuando me saco el calzón, inundan el ambiente.

Entonces abro las piernas y sumerge su rostro entre mis pelotas, aspira hondo como quien cata un buen vino y la chota se me pone dura.

Luego recorre con su nariz el largo de mi poronga patinosa en su grasa por haber conservado su sudor y vuelto a transpirar durante más de 12 horas. 

Me  la agarra hecha un mástil y olfatea mi cabeza y su cogote con queso. 

Su gesto es de profundo éxtasis

Levanto mis piernas, entierra su hocico en mi ojete y con una mano se soba frenético la espléndida verga mientras me lame el orto sucio y con la otra mano ensalivada me pajea.

Cuando alza sus ojos gloriosos hacia mí, limpiando el largo de mi pija  olorosa con su lengua, metiéndose en la boca la cabeza de mi animal que estalla, pienso cuantos directores de arte, en la cumbre de su fama,  hubieran buscado esa expresión  para vender lo que fuera.
Después de un buen rato de pajearse, cuando está por acabar, le largo un lechazo caliente en la garganta y se lo traga, le acerco una toalla que llena con su leche y queda en el piso durante un rato en posición fetal. A veces llorando.

Le preparo la ducha y un café, lo levanto del piso y lo ayudo a bañarse.

Entonces se calma. 

Puede seguir con su vida de macho heterosexual, padre de familia exitoso que todas las minas desean para si, y el resto de los machos envidian.