FALSE

Page Nav

HIDE

HIDE

HIDE

Grid

GRID_STYLE
TRUE

Top Ad

//

Últimas novedades

latest

#TETERASDATA: Cine XXX ABC, el más clausurado de la ciudad abrió sus puertas nuevamente.

Fernando Garrido | La crónica con tintes de edicto policial no le hace justicia al por siempre incomprendido Teatro ABC de Esmeralda 506 en...

Fernando Garrido | La crónica con tintes de edicto policial no le hace justicia al por siempre incomprendido Teatro ABC de Esmeralda 506 en pleno centro porteño, clausurado hace dos meses porque, preparado para ser un teatro independiente, llegó al 2020 convertido en confuso lugar “de encuentros”.




Un miércoles de febrero, sin embargo, pasamos y lo vemos con un cartel de “abierto” adherido a la pared como una calcomanía.

Entramos.

“Acabamos de reabrir”, nos informa una voz amable que sale de una cabina blindada. El legendario ABC son tres salas. La original, la que visitábamos en los años ’90, cuando era un paraíso del strip-tease 300 butacas, quedó subdividida a la manera de un multiespacio.

A esto se suma que el pullman es un reservado con sillones bastante más confortables que los del Cinemark.




Otros tiempos. El ABC empezó siendo la cuna del café concert. Actuaron Pinti, Gasalla, Perciavalle. También Sui Generis. Y Piazzolla.

Una linterna marca el camino. No se ve casi nada. En dos de las tres salas se da porno orientado a un público heterosexual. En la restante, ahora, en este instante, se ve un panegírico de penes. El lugar no está ni lleno ni vacío. “Promo verano”, la entrada cuesta 300 pesos. Pero si venís un viernes o un sábado te cobran $700 hasta las 02.30 hs.

Además de clausuras al por mayor, la historia del ABC está atravesada por lo que se da en llamar “nuevas tendencias”. Triste historia la suya, siempre al borde del mito sin jamás poder consagrarse. El ABC es un teatro molesto desde sus comienzos en la década del ‘60. Enriquecido a fuerza de transgresiones, aquí empezaron Gasalla, Perciavalle, Pinti. Acá tocaba Sui Generis. Piazzolla actuó. En una de sus paredes, hace como 15 años, podía leerse una exhortación cósmica: “Soltá tu mente, liberá tu espíritu”.


-¿Qué sería este lugar?

-Un lugar de encuentros actualmente orientado al público gay, donde se proyectan películas de fondo –nos dice Gustavo Pelisch, uno de sus dueños.

-O sea…

-O sea… un boliche no bailable.

-¡Jajajaja!

-Jajajajaja…

-¿Cuántas clausuras tiene el ABC en su historia?

-Estaba sacando cuentas y del 2010 a la fecha son 23 clausuras…

Un espacio potente en el sentido poético del término. Ubicado en pleno centro y al mismo tiempo, alternativo.




Acá se publicó la noticia de la clausura de diciembre sin dimensionar el aura desobediente del ABC. Sin acaso tener en cuenta que en su viejo escenario, Charly García y Nito Mestre tocaron temas del disco Vida cuando el rock no tenía chapa ni Lollapaloozas. Sin considerar que el café concert hizo su jardín de infantes en este antro.

Aquí mismo, desde la segunda fila, años ‘70, la cantante María Rosa Yorio se levantó a Charly García siendo, quizá, la primera groupie del rock nacional. “El ABC, que luego se transformó en una sala de striptease y cine porno, ya era por entonces una suerte de aguantadero. Había tipos durmiendo despatarrados en las butacas. Esa noche, para colmo, se había cortado la luz y entonces aparecieron esos dos muchachos. Al sábado siguiente fui sin mi novio y me senté en primera fila. Estaba decidida a conocer a Charly. Me gusta éste, allá voy”, cuenta la Yorio en su libro Asesínenme.

El ABC funciona con interrupciones sórdidas/humillantes. En la cuadra hablan con jerga diciendo que últimamente era una “sala de cruce” se entiende que de pajas y manoseos efímeros. Su dueño admite que sobreviven como pueden y ahora le prenden una vela a la comunidad homosexual para que les dé una manito. ¿Por? Claro, después de todo el ABC fue un precursor del mundillo gay friendly. A partir de la primavera democrática, el espacio teatral comenzó a despuntar un gusto evidente por lo sexual. En los ‘80 era un lugar festivo con shows subidos de tono y carnes de neón para un público que nunca había visto un desnudo.


Antiguamente la sala tenía 300 butacas. Hoy son tres espacios subdivididos donde se proyecta cine porno. El pullman tiene unos sillones más cómodos que los del Cinemark. 

El verdadero “destape” a precios populares empezó en el ABC. Había un espectáculo llamado Las gatitas con calor se desnudan sin pudor, idea que parecía afanada a Hugo Sofovich. También se presentaba otro: Alta, rubia y con las hormonas…

​Se convirtió en trastienda hardcore del teatro de revista. El éxito de Sex, la actual obra de Muscari, es deudor inmediato del estilo picante del ABC (idéntica metodología, pero con buena prensa). En una época la sala sirvió para proyectar películas prohibidas comercialmente como Calígula y La naranja mecánica.

El ABC presentó al primer travesti desnudo, fue sede de la subcultura leather y en 2010 Luis Ortega lo homenajeó haciendo la presentación de un filme con Joaquín Furriel y Julieta Ortega.

En el ABC funcionó la primera librería teatral de Buenos Aires al mando del fallecido José María Salort.

“El telo de la crisis”, lo define un cliente aludiendo al conjunto de sillones tántricos del pullman (sutileza comúnmente ignorada en hoteles alojamiento dominados por el mobiliario de rutina).

¿En su último grito de autonomía, previo a la más reciente clausura, el ABC invitaba a practicar sexo con respaldo?

“Lugar de encuentros”, repite su dueño, dejando abiertas las puertas de la percepción.


Fui al ABC últimamente. Pagaba 100 pesos yo, y 100 mi pareja, era una atención de la boletería porque nos veía siempre ahí, la entrada costaba más. Proyectaban películas porno y podías entrar con gaseosas y quedarte todo el tiempo que quisieras”. Palabras de Felipe B., edad indefinida, testigo y vecino de la comisaría Primera. “Para mí que se olvidaron de pagar la cometa. Por eso lo cerraron

 


El ABC siempre volvió siendo el ABC, incluyendo inmoralidad, películas zarpadas, desnudos, vanguardias, etc. Su folclore es un asterisco ineludible si se habla de avanzadas y transgresiones. Siempre fue lo anárquico: cuando albergó al rock, hubo redadas. Cuando tuvo desnudos en vivo, lo clausuraron sin pausa.

Su historia es también la historia de la prohibición. Alejandro Urdapilleta decidió que iba a ser actor cuando vio una obra en el ABC. Enrique Pinti estrenó allí su primer espectáculo para adultos en 1970.

La Policía y autoridades municipales lo cerraron en diciembre por “la carencia de condiciones estructurales de seguridad e higiene”. En la recorrida encontraron preservativos tirados en el piso. “Con el pago de la entrada se permitían encuentros sexuales dentro de la sala”, se lee en la crónicas.

Fue definido como un “conventillo” de sexo. “Le plantaron preservativos”, tira alguien que se ríe de todo como el Negro Olmedo. “¿Viste que se planta droga? Bué, a estos les plantaron preservativos”.

En los ’90 fue uno de los espacios céntricos “gay friendly” por excelencia. Continúa siendo principalmente transitado por público homosexual.

La noticia es que el ABC sigue estando entre nosotros. Ahora se anuncian nuevos shows teatrales y un lavado de cara con fachada pintada del color de la chota.