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En el Palace Garden ... Rosario

Soy de un pueblo chico de una provincia del norte, tengo 18 años, alto, delgado/normal, piel bien morocha, ojos marrones y pelo castaño. Es...

Soy de un pueblo chico de una provincia del norte, tengo 18 años, alto, delgado/normal, piel bien morocha, ojos marrones y pelo castaño. Esto pasó el año pasado, viajé a Rosario. Ya había leído que en el Palace Garden
había movida en el baño de arriba, así que lo primero que hice fue ir ahí.

Apenas entré me encontré con 2 de los 3 mingitorios ocupados, quedaba libre el del medio, para mí.

El pibe de la izquierda estaba en lo suyo, pero el
loco de la derecha, bastante mayor que yo, unos 30, bastante petizo, piel de color similar al mío, pelo corto y labios carnosos, tenía en su mano una pija muy gorda, carnosa, buen largo, y un par de bolas colgando.

Se pajeaba suave y se daba cuenta de que yo estaba mirándolo fijamente.

Mi corazón estaba a mil, típico pendejo provinciano con cero experiencia.
El otro pibe se fue y quedamos sólos el loco de 30 y yo. No sé de dónde saqué fuerza pero le hice seña para entrar a un box.

Entró él primero y me esperaba con
la puerta entreabierta. Mi corazón me iba a salir del pecho. Entré y estaba pajeandose, a mi espera. Saqué la verga y me encajó un tremendo chape, me morfó la jeta de tal forma que me apresó a él y nuestras pijas se juntaron piel a piel. Después le bajé bien el pantalón y el boxer, me senté en el inodoro y le empecé a mamar la verga.

Qué pedazo de garompa! Era la primera vez que hacía un pete y no podía creer que semejante pija me entrara de lleno en la boca, y que esa cabeza roce mi garganta. Me agarraba la cabeza y me ahogaba con su verga, a mí me encantaba ver su cara de placer cada vez
que escuchaba mis arcadas y yo apretaba sus nalgas.

Después me hizo parar, me puse contra la pared de espaldas a él, me agaché y me empezó a lamer el
ojete. Fue el placer más grande de mi vida sentir cómo esa lengua me recorría todo el agujero, cómo me escupía, me metía suavemente un par de dedos y me apoyaba la cabeza de la verga en el agujero.

De repente se detuvo y me hizo seña de que ya acababa. Le agarré la pija y se la empecé a
pajear hasta que explotó la leche chorreando por toda la pared del box.
Acabé yo también, nos limpiamos y nos fuimos. Tengo por seguro que el día que vuelva a Ros, voy a volver a ir al Palace Garden.



Atentamente,
Anónimo | pendejoarg@hotmail.com